Dejaste junto a la cama las zapatillas, mi niña, el pijama en la almohada y la lámpara encendida. Te olvidaste de cerrar la puerta, dejando entrar en tu alma la esperanza incierta.
Yo creía en las leyendas, en la juventud eterna, en héroes, rebelión, en el amor y no la guerra, en la unión hace la fuerza, en la libre decisión.
En mi vientre yo portaba la semilla de su cuerpo. La ilusión se me hizo añicos, el amor se tornó en miedo. La libertad en represión y mi héroe un embustero
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Ya no hay príncipes ni guerreros ni galanes con sombrero, madre. Sólo quedan las historias que alimentan soledades.
Ya no quedan más ideales Ya no hay príncipes ni guerreros ni galanes con sombrero, madre. Sólo quedan las historias que alimentan soledades. Ya no quedan más ideales
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